Es una tradición de guerreros, quienes custodian el fuego durante todo el año y no dejan que la llama se extinga, es llamado el abuelo fuego. Caminarán por dos días hasta llegar a Cuanajo, Michoacán, para realizar la ceremonia que da inicio a un nuevo ciclo.
También te interesa:
Mazapán, la dulce tradición de muchas generaciones
Ámbar, la gema preciosa de Chiapas para el mundo
Campos de sal en Colima, un blanco espectáculo artesanal
Valor cultural del caracol púrpura se ve amenazado por pescadores ilegales